La elección de la formula óptica compensadora de un defecto de refracción se debe determinar tras el análisis de muchos elementos clínicos:
- el perfil del paciente
- la historia clínica
- la demanda visual
- el estado de desarrollo visual
- los resultados de la observación objetiva
- las respuestas al estudio subjetivo
- la comparativa entre ojos
- el dinamismo del sistema acomodativo
- la integración binocular
- la sinergia entre estos dos últimos sistemas
- Etc.
Estas últimas áreas NO SON UN ELEMENTO DEL EXAMEN INDEPENDIENTE DEL ESTUDIO REFRACTIVO. El buen Facultativo en Optometría (FO) valora e integra estas áreas de una forma natural desde el comienzo del encuentro con el paciente y con pocas, o a veces ninguna, pruebas específicas.
De nuevo, la retinoscopía tanto en mirada de lejos como de cerca, como el subjetivo bien interpretado y dirigido, son la base del estudio monocular refractivo y acomodativo. El cover test bien ejecutado y en todas sus versiones (dinámico, con oclusión rápida, prolongada, etc.) bien interpretadas, es la base del estudio de fusión motora integrada sinérgicamente con la función del sistema acomodativo.
El uso de agentes farmacológicos que producen cicloplejia, es de uso imprescindible por el facultativo en Optometría en ciertas situaciones, donde incluso la experimentada observación del sistema refractivo en condiciones dinámicas puede no manifestar el valor real del defecto. No es buena práctica basar el diseño de la fórmula compensadora en los resultados bajo cicloplejia si no se ha considerado toda la información arriba descrita.
El estudio completo de los mecanismos refractivos y acomodativos sería parcial, si no se valora tanto en mirada lejana como en próxima. La presbicia afecta aproximadamente al 50% de la población de países más desarrollados y las quejas de sus manifestaciones son cada vez mayores por el aumento de las demandas de visión próxima. El buen FO no limita su estudio clínico de la presbicia a un acto de ensayo y error de un pequeño rango de poderes dióptricos. Por el contrario, valora todos los cambios derivados de la pérdida de respuesta del sistema acomodativo que, según su fase, implicará situaciones espásticas, alteración secundaria de la sinergia con la binocularidad, pérdidas de sensibilidad al contraste, ciertos cambios en el estado refractivo en visión lejana, etc.
Con todas las consideraciones arriba expuestas en éste y anteriores posts, se llega a la elección del mejor sistema óptico. Si el formato es gafas, el tipo de lentes es la siguiente tarea. La diversidad de lentes, tratamientos, filtros, etc. hacen la recomendación del FO aún más difícil. Si las lentes de contacto son la elección, toda una especialidad entra en juego. Requerirá que el buen FO conozca las características y propiedades, tanto de las lentes, como de su interacción con la superficie ocular. La valoración de esta última no siempre es sencilla sin pasar un entrenamiento específico.
En mi siguiente post comentaré sobre cómo el FO ha de ser capaz de valorar, clasificar, conocer la transcendencia y curso natural de las condiciones patológicas del ojo y del sistema visual. Ésta es una buena parte de su trabajo diario y evidencia las grandes diferencias de preparación entre la comunidad optométrica internacional.
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