Los niños son el grupo poblacional que sufre conmociones cerebrales con más frecuencia. Un 41% de esas conmociones se deben a caídas, un 15% por golpes (entre ellos los cabeceos en el fútbol o los choques de cabeza entre dos pequeños futbolistas), otro 14% está asociado a accidentes de tráfico y el resto se debe a agresiones, abuso infantil u otras causas.
Los síntomas que pueden acompañar la conmoción suele resolverse, en la mayoría de los casos, en minutos, quizás horas, pero dentro del mismo día. Sin embargo, no siempre es así. Deben preocupar los síntomas que permanecen más tiempo y en especial, aquellos que duran más de 7-10 días.
Investigadores de la UAB School of Optometry junto con la Children’s of Alabama Concussion Clinic estudiaron las dificultades académicas de 276 niños con edades entre 5 y 18 años que durante 10 días o más presentaban 3 o más síntomas de conmoción cerebral. De ellos, el 29% presentaba dificultades académicas y el 46% anomalías visuales. Tras estas dificultades se encuentran las disfunciones del sistema vestibular y de las funciones de control oculomotor, provocadas por el traumatismo.
¿Por qué ocurre esto? El cerebro está formado por tejidos blandos y protegido de los huesos del cráneo por un colchón de sangre y líquido cefalorraquídeo. El cerebro de los niños aún es inmaduro y es más vulnerable a lesiones. Cuando se produce un golpe o una fuerte sacudida, el cerebro se mueve y choca con las paredes craneales. Por esto es muy importante no zarandear nunca a los niños.
Síntomas que deben alertar de que a pesar del tiempo y de una aparente normalidad, puede seguir existiendo el problema: visión borrosa, mareos, pérdida de equilibrio, fatiga/ cansancio, irritabilidad, tristeza, desconcentración, confusión, pérdidas de memoria o dificultad para ejercitarla, dolores de cabeza, alteraciones del sueño (niños que duermen más o menos de lo habitual en ellos).
La perla clínica: ¿Qué debemos explorar en estos casos? En los test de agudeza visual de lejos, los niños pueden dar buenas respuestas, pasando el problema desapercibido. Es en la evaluación de las capacidad visuales en cerca, donde es necesario poner atención. Debemos explorar el plano de acomodación del niño a su distancia de trabajo, su capacidad de convergencia, su alineamiento oculomotor y la eficiencia en los movimientos oculares asociados a la lectura. Aquí se concentran los problemas.
Referencia:
Swanson MW, Weise KK, Dreer LE, Johnston J, Davis RD, Ferguson D, Hale MH, Gould SJ, Christy JB, Busettini C, Lee SD, Swanson E. Academic Difficulty and Vision Symptoms in Children with Concussion. Optom Vis Sci. 2017 Jan;94(1):60-67.
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