El papel del Optometrista en los cuidados sanitarios del siglo XXI (III)

por | Jun 25, 2018 | 0 Comentarios

En el anterior post daba la idea de cómo debe prepararse el optometrista del siglo XXI. Ésta es, obviamente, una idea personal aunque se fundamenta en información contrastada, facilitada por instituciones de salud pública e interpretada por colegas optometristas especialmente formados.

El déficit de agentes primarios en la clase médica, cada vez más demandados por la población, se une a la necesidad de formación especializada en la atención primaria de los cuidados oculares y visuales. Por otro lado, ofrecer una buena formación de este tipo es más costosa. Eso, unido a otros factores, hace que el modelo tradicional de atención primaria se haya modificado.

El optometrista especialmente formado como agente sanitario facultativo, debería ser el responsable natural de los cuidados primarios de la visión de los ciudadanos de un país desarrollado. Para el ejercicio adecuado de tal tarea, se requieren:

  • Preparación adecuada en un entorno sanitario multidisciplinar.
  • Disponibilidad y buen uso de la tecnología.
  • La indispensable autorización de uso de fármacos.
  • Comunicación fluida con los agentes secundarios.
  • Competencias en los tratamientos y el manejo clínico de las principales condiciones que padecen los ojos y la visión de la población que este profesional atiende.

Todo lo arriba expuesto, no es por desgracia la situación actual en España.

¿Qué hacer para llegar a ese modelo?

De un lado, los programa universitarios de Grado deberían ser modificados para poder aportar las competencias necesarias. Esto es responsabilidad de las autoridades académicas. La organización profesional debería gestionar la ampliación de competencias para poder ejercer como facultativo en toda su extensión.

Por otro lado, los ya egresados que no obtuvieron la preparación completa pero sí quieren poder jugar ese papel de responsabilidad descrito, han de complementar la formación previa. Este entrenamiento complementario ha de ser riguroso, teórico y práctico, y debe seguir un modelo que aporte las rentas necesarias para perdurar años después de la graduación.

Si el optometrista estuviese formado como facultativo, con rigor y sin limitaciones, sería el responsable de gestionar y orientar a los pacientes de atención primaria, aportando educación preventiva, diagnósticos y manejos adecuados a cada condición, derivándose así un mejor servicio a la población y un ahorro sustancial al sistema.

Los países en que los optometristas son facultativos, están ahora en pleno proceso de reestructuración del ejercicio profesional y disfrutando del mejor reconocimiento social, económico, interdisciplinar, etc.

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