El examen visual se realiza mediante la selección inteligente de una serie de procedimientos que permiten obtener información del estado visual. El profesional que los realiza procesa los datos clínicos y concluye con un diagnóstico al que se debe aplicar la mejor forma de manejo.
De los cientos de procedimientos clínicos que un optometrista ha de dominar, algunos requieren bastante tiempo para alcanzar un buen nivel de competencia.
La dificultad y lentitud en el aprendizaje puede suponer el abandono de la práctica de ese procedimiento, un consumo de tiempo excesivo o no lograr a extraer toda la información que el procedimiento podría aportar al caso.
Es fácil ver la complejidad del aprendizaje de procedimientos como la retinoscopía, la biomicroscopía, la oftalmoscopía indirecta binocular, etc. Pero no son los únicos en este grupo. Otros procedimientos con una curva lenta de aprendizaje pero no tan reconocidos son el cover test y el análisis refractivo subjetivo. Estos últimos son por todos practicados pero no siempre se extrae de ellos toda la información que pueden aportar (cover test) o se realizan con un consumo de tiempo excesivo (refracción subjetiva).
Tanto el abandono de la realización del procedimiento (el ejemplo más típico es la retinoscopía) como no obtener toda la información de él o dedicar más tiempo del necesario a su ejecución, son potenciales fuentes de error en la valoración clínica final del caso, en detrimento del correcto diagnóstico y manejo de éste.
Durante las más de tres décadas de dedicación a la enseñanza y formación de optometristas clínicos, que acumula el CENTRO BOSTON DE OPTOMETRÍA, hemos desarrollado estrategias de aprendizaje del examen visual, para que las situaciones arriba mencionadas no se den.
Cada prueba clínica requiere una base de conocimientos teóricos previa, análisis de imágenes estáticas y dinámicas, estrategias de comunicación y toma de decisiones en un tiempo a menudo limitado. Sirva de ejemplo la retinoscopía, que requiere:
- Conocimientos de óptica.
- Interpretación de imágenes estáticas y dinámicas.
- Establecer estrategias específicas en la realización del procedimiento personalizadas para cada caso.
- Aplicar diversas fórmulas neutralizadoras de los defectos refractivos.
- Procesamiento clínico razonado de los resultados.
En conclusión, los procedimientos clínicos del examen visual, hay que saberlos realizar con suficiencia. Además, hay que seleccionarlos según la presentación del caso, razonando e integrando la información que aportan para poder tomar las decisiones correctas y específicas para cada paciente.
En el Centro Boston enseñamos la técnica retinoscópica y otros procedimientos con curvas de aprendizaje lentas de una forma novedosa. Nuestro objetivo no es solo que los domines y realices en el menor tiempo posible, sino que también logres extraer de ellos toda la información que nos pueden aportar.
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