La blefaritis es una condición inflamatoria de párpados muy común en la población de todas las edades. Como condición crónica, acompaña a quien la padece durante toda su vida, con períodos de mejora y de empeoramiento de la sintomatología asociada. Como condición frecuente y no muy agresiva (en la mayoría de los casos), en las consultas de optometría y oftalmología se le suele dar poca importancia, atendiendo solo a los casos severos y con pocas alternativas de tratamiento.
La higiene palpebral sigue siendo la mejor de las opciones para intentar mantener a raya la proliferación de bacterias que se da en la piel de los párpados y las pestañas. La presencia de collaretes en la pestañas o restos sebáceos, ayuda al diagnóstico de las formas “estafilocócica” o asociada a disfunción de glándulas de Meibomio (DGM). Los pacientes con estas afecciones pueden no presentar sintomatología o quejarse de sensación de cuerpo extraño, irritación del borde palpebral con inflamación y enrojecimiento, y sequedad ocular.
Sin embargo, hay formas de blefaritis, que si bien causan una sintomatología más severa y/o son más difíciles de manejar, son las que menos atención reciben en la clínica. Un ejemplo es la rosácea, como condición sistémica en la que la mayoría de los pacientes experimenta los síntomas de la Meibomitis o DGM en algún momento de su vida, o como condición crónica asociada.
La DGM por rosácea es frecuentemente pasada por alto en las consultas de ojos, y es la base de muchos casos de chalacios y orzuelos recurrentes, ojos secos severos, etc. A día de hoy se sabe que incluso puede relacionarse con otro tipo de blefaritis, que puede existir de forma primaria o secundariamente a esta afección dermatológica, y es la causada por el demodex.
El demodex folliculorum es un protozoo encontrado en la piel, con mayor presencia en personas de más edad, pero no por ello inexistente en el resto, que puede causar blefaritis anterior y un intenso picor en los pacientes que la sufren. Otro tipo de demodex, el demodex brevis, está más asociado a la blefaritis posterior o DGM. El demodex se puede detectar en una evaluación biomicroscópica con la lámpara de hendidura. El siguiente vídeo muestra (sobre el minuto 2:30) cómo ver si hay demodex asociado a un folículo piloso y la mejor forma de extraerlo, con movimientos circulares de cada pestaña.
Evidentemente, extraer estos parásitos uno a uno no es solución. Proliferan rápido y dentro del folículo son numerosos en número y en puestas de huevos para seguir proliferando. El tratamiento de estos casos pasa por el empleo de algunos antiparasitarios como la ivermectina. Hace unos años, estudios en que se prescribió friegas con aceites del árbol del té, a pacientes con demodex, dieron resultados positivos para el control de esta condición.
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