Análisis e interpretación de imágenes: ¿optometría o inteligencia artificial?

por | Abr 26, 2021 | 0 Comentarios

Un examen visual completo consiste en estudiar el sistema refractivo y de agudeza visual (junto con otras funciones visuales centrales), valorar el sistema acomodativo y binocular, así como el estado de salud ocular y visual. Obviamente, según los resultados de las valoraciones clínicas se han de aplicar las mejores formas de tratamiento y/o manejo clínico. Este proceso requiere entre otras habilidades, una elaborada capacidad de estudio e interpretación de imágenes.

Las imágenes pueden ser estáticas o dinámicas, constantes o cambiantes, etc. Ejemplos de imágenes estáticas son la observación externa macroscópica, la observación biomicroscópica anterior o posterior, las imágenes retinográficas, tomográficas, etc. Imágenes dinámicas son los movimientos reflejos del iris, la motilidad extrínseca ocular, el cover test, los reflejos retinoscópicos, las propias de los comportamientos de las lentes de contacto, etc.

El desarrollo de las buenas habilidades de interpretación de imágenes requiere de conocimientos, de demostraciones bien realizadas, de práctica tutelada, de experiencia y de un reciclaje ocasional mediante el contraste con expertos. No es tarea sencilla, de ahí que en los países líderes en la profesión de Optometría: EEUU, Canadá, Australia, China, etc. se requieren muchos años de formación (7-8 años universitarios) y haber estudiado más de mil pacientes supervisados antes de someterse a un examen de capacitación por un comité externo a las instituciones educativas.

La bioingeniería y la inteligencia artificial están ayudando al clínico optometrista no solo en la captación de imágenes, sino en el análisis inteligente de las mismas que, junto con la comparación de millones de datos y algoritmos desarrollados específicamente, le permiten crear juicios y elaborar maneras de manejo clínico adecuadas para cada caso.

Es evidente que un examen visual implica otros aspectos muy importantes como la comunicación, el razonamiento clínico, la toma de decisiones responsables, etc. Todas estas facetas aún no pueden ser suplementadas o sustituidas por lo artificial, por lo que el papel del facultativo optometrista es imprescindible. Es mi opinión que la tecnología ha venido fuerte y vendrá aún más desarrollada para ayudar a un nuevo modelo de prestación sanitaria. No solo ayudará en las visitas presenciales de los pacientes, sino que permitirá de forma inmediata la tele-asistencia o incluso la consultoría interdisciplinar.

La formación de los profesionales optometristas actuales requiere enseñar todas las formas clásicas de exploración, pero también es ya imprescindible el conocimiento de la práctica de la tele-atención visual, una práctica que no es futura, es presente si bien hay demasiado margen de mejora.

Desde el comienzo de la pandemia, The New England College of Optometry, Boston instauró un programa acelerado no solo de enseñanza virtual sino de asistencia a los pacientes. Ahora que ya están impartiendo todo presencialmente, continúan formando a los estudiantes en la tele-atención visual con procedimientos validados por los programas sanitarios federales, estatales, etc.

En el programa Máster Boston de Optometría Clínica y Hospitalaria, impartimos por primera vez y de forma pionera, un módulo de iniciación a la tele-optometría que servirá a nuestros graduados participar de forma activa en lo que será una nueva forma de actuación clínica.

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