¡Que llega la Navidad! Y con ella los regalos. Tú, optometrista, tendrás amigos, amigas, novio, novia, profesor adorado, progenitor óptico (suena a algo que funciona con fibra óptica, lo sé, pero es papá o mamá), o peque que dice eso de “de mayor quiero ser como tú”. ¡Da igual quien sea! La cosa es que no sabes qué regalarle. Bien, pues aquí tienes 10 ideas, unas más disparatadas que otras, pero ideas a fin de cuentas.
Uno: Lo vintage está de moda. Seguro que lo ves y no quieres regalarlo, porque te lo quedas para ti. Un poster en estilo retro con ojo esquemático y escala de agudeza visual.
Dos: ¿Recuerdas las mareantes ilustraciones de los famosos libros “El ojo mágico”? Nos volvieron locos en los años 90. Seguro que puedes recordar como si fuera ayer las peleas por agarrar el libro con tus primos, las cabezas de los mayores asomándose, y los gritos triunfantes de quienes lograban desentrañar la lámina junto a los suspiros de quienes no veían allí más que inexplicables composiciones abstractas. Vuelve a sorprender con este regalo y echa una tarde entretenida con el “obsequiado”.
Tres: regala formación. Mándanos a tu homenajeado y haremos de él un super Optometrista Clínico en nuestro Master BOSTON 🙂 Bueno, si eso se sale de presupuesto, regala un libro o una suscripción a una revista. De Optometría. Si son buenos, su información valdrá mucho tiempo. Si son buenos, están en inglés… el inglés es de las más extendidas propuestas incumplidas de enero. Dale una oportunidad y lee en inglés. No es difícil y estarás más actualizado.
Cuatro: Coloring books para adultos. Si eres de los que no entiende que un libro no tenga ilustraciones, da la vuelta a la tortilla y disfruta de decenas de ellas. Colorear es la actual propuesta de moda para desestresarse. Los colores liberan al cerebro de todo aquello que lo satura. Estos libros echan un freno a nuestro enganche tecnológico. Volver a trabajar con materiales como el papel y los lápices es una gozada que tu cerebro no recuerda ya. Hazle un regalo a todo cerebro saturado que conozcas, incluído el tuyo. Todo es empezar y llega un momento en que tu pensamiento solo está en elegir los colores para que tu composición sea digna de un “ooh”.
Cinco: ¿Has adornado ya la casa? Ayuda a ese amigo perezoso con esta tarea que cuesta poco realizar, típicamente en el puente de la Constitución, pero que cuesta mucho deshacer. He aquí un realista ojo-bola para colgar en el árbol de Navidad. Sí, ese árbol que luego tu amigo el perezoso no quita hasta febrero.
Seis: ¿No envidias el pendrive de tu compañero de clase? Ese que le identifica como profesional de la visión. Todos queremos uno, no lo niegues. Un Minion con gafas, un Optometrista con gafas… o ¡unas gafas! La verdad es que puedes encontrar pendrives que son auténticas locuras. Regálaselo al compañero que siempre te roba el tuyo, a ese que te pide las fotocopias y al que no se aclara con las descargas y sigue queriendo grabar en diskettes. En serio que los hay.
Siete: Y para seguir diferenciándote y alzando la voz con un potente “¡soy Optometrista!”, nos parecen monísimas estas chapas que solicitó (a la titular del blog al que dan enlace), una optometrista que no quería que la confundieran con las enfermeras con las que trabaja.
Ocho: Para la amiga fashionista que las coleccionaba de pequeña, tienes a “Barbie puedo ser Optometrista”. Además ésta es espabilada, ve niños bien pequeños.
Nueve: Y si tu amiga fashionista aún está en edad escolar y quiere ser como tú…, conviértete en profe de Optometría Clínica y ayúdale a practicar. Este quit de Optometrista lleva hasta oftalmoscopio con luz de verdad, y un binocular indirecto. Esto es Optometría al más alto nivel y no lo que dice el CNOO.
Diez: descarga un arsenal de gafas, imprime, ármalas en palillos de barbacoa, y monta tu photocall de Navidad optométrica. No olvides pasar luego las fotos. No habrá regalo más divertido.
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